Principalmente, los dermatólogos distinguimos entre dos tipos de acné:

• Acné juvenil. Es el tipo de acné más frecuente, suele aparecer en la adolescencia. Habitualmente, tiende a desaparecer entre los 20 y 25 años de edad en el caso de los hombres, mientras que en las mujeres puede persistir hasta los 30 o 40 años.
• Acné tardío. El acné en pieles adultas es aquel que se mantiene o aparece a partir de los 25 años de edad. A diferencia del acné juvenil, que se caracteriza por la aparición de numerosos granos pequeños, en los adultos aparecen pocos granos pero que pueden provocar profundas cicatrices y oquedades en la piel. Las disfunciones hormonales, la utilización de cremas que pueden tapar los folículos pilosebáceos o la toma de algunos medicamentos, pueden ser algunos del los desencadenante de este tipo de acné en tardío. 

Como hemos comentado antes, el acné tardio es aquél que persiste o aparece después de los 25 años de edad. Esta forma de acné se caracteriza por tener una mayor prevalencia en mujeres.

Los factores que influyen en la aparición del acné en mujeress adultas son los mismos que en el acné juvenil, pero con la diferencia de que hay una mayor expresión o aumento de los andrógenos (hormonas masculinas). Es lo que se conoce como hiperandrogenismo.

Esto, en muchos casos, es debido al síndrome de ovario poliquístico, aunque también puede ocurrir por otras causas tales como la toma de ciertos anticonceptivos, la fase del ciclo menstrual, el uso de determinados cosméticos, estrés, etc.

Actualmente, los dermatólogos especialistas en acné contamos con una amplia variedad de tratamientos para prevenir y tratar lesiones del acné, así como corregir las cicatrices que puede provocar. Entre otros, nuestro arsenal terapéutico incluye:

• Isotretinoína. Es un medicamento derivado de la vitamina A que actúa sobre las glándulas sebáceas, reduciendo el taponamiento de los poros y el exceso de producción de sebo. También tiene un efecto anti-inflamatorio y rebaja la población de bacterias Cutibacterium acnes. Es decir, impacta directamente sobre todos los factores que están implicados en la aparición del acné. La Isotretinoína ha supuesto un gran avance en el campo de la dermatología. Este tratamiento es, con gran diferencia, el más eficaz de los tratamientos para el acné, ya que consigue curaciones totales entre el 70% y el 90% de los casos.
• Peeling químico. Uno de los tratamientos más efectivos en la lucha contra el acné es el peeling químico. Mediante esta técnica de esfoliación, los dermatólogos especialistas en acné aplicamos una sustancia ácida sobre la piel para renovar las capas superficiales y mejorar su apariencia. Entre los muchos beneficios del peeling químico destaca que ayuda a cerrar los poros, consigiendo que el rosto tenga una especto renovado y saludable. 
• Láser de CO2 fracionado. Actualmente, es la terapia que nos permite obtener los mejores resultados en el tratamiento de las cicatrices de acné. El láser de CO2 fraccionado permite realizar cientos de microcolumnas de coagulación en el tejido, que van a estimular la reparación y formación de colágeno en la piel dañada, consiguiendo que mejore sustancialmente el aspecto de la piel tratada.