El siguiente paso al diagnóstico es iniciar el proceso de recuperación de la capacidad funcional de la piel. Para ello, proponemos planes de tratamiento personalizados en función de las características de la piel de cada paciente (pH, secreción sebácea, poros, enfermedades cutáneas, elasticidad, grosor, etc.).

Entre las diferentes opciones terapéuticas que utilizamos se encentran las rutinas cosméticas, fármacos de uso tópico y oral, la luz pulsada intensa o IPL, los tratamientos de radiofrecuencia fraccionada con microagujas y los peelings. Cada tratamiento se define en función del grado inicial de salud de la piel del paciente y se adapta en intensidad según el nivel de disposición que el paciente considera que puede mantener o cumplir.

En la fase de mantenimiento desarrollamos, en colaboración con el paciente, un protocolo de rutinas que le ayuden a mantener la salud de la piel a largo plazo. 

Finalmente, una vez que el paciente comience con su tratamiento, en nuestra clínica dermatológica iniciamos, de manera paralela, un plan de seguimiento que nos permita asegurarnos de que los objetivos terapéuticos marcados se están cumpliendo.